LA DESAPARICIÓN DE EVA

Y si ahondamos en esa búsqueda, y nos preguntamos quiénes somos, inevitablemente aparece todo lo que
nos conforma; lo que recordamos de nuestra historia,
e incluso de lo que aparece en la oscuridad, en esa otra historia desconocida, que es de todos, y ha desaparecido; o permanece quietamente dormida, entre los restos de la tierra.

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“La tierra es como un gran libro si abres sus capas puedes leer en la historia”-dice el personaje de la sombra, que tomará cuerpo en el tercer acto, con el nombre de Lola.
Esa historia nuestra, es la historia de España; un cruda realidad, en la que el silencio y el ocultamiento de la memoria histórica es la base de nuestro día a día.

Guerra civil, treinta años de dictadura franquista donde se continuó arrestando, torturando y asesinando a personas, fosas comunes y
niños robados A (los de la guerra) y B (los de después), son una secuela demasiado grande de desaparecidos que aún hoy nos sigue pasado factura y de lo que no se habla.
España ha sufrido un exterminio ideológico y, seguirá sufriéndolo mientras estemos abocados al silencio. El desprecio que sufren las victimas de memoria histórica nos alcanza a todos; su no reconocimiento social, es otro modo más de silenciar, de negar al pensamiento su historia; y en definitiva otra forma de exterminio.

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La desaparición de Eva surge de un texto previo de Ángeles Páez, donde se inicia en el verano del 2016, una serie de acciones, grabaciones y manifiestos junto con la artista y creadora Amanda Recacha.
A partir de nuevos textos desarrollados por la autora, se adhiere al proyecto Raquel Guerrero, y entre las
tres se empieza a dirigir y a configurar la pieza con la colaboración en el proceso creativo de Fernanda Orazí y Alberto Huici. Visitantes ocasionales, y fundamentales para la materialización de la obra, que ayudaron a las actrices con su ojo creativo, a establecer un sentido común, y una perspectiva ajena.

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“¿Quién es ella?” Esta es la pregunta que abre la primera puerta. Porque eso es La desaparición de Eva, puertas que se abren y no cierran. Una puerta que nos lleva a otra puerta y a otra, y a otra sin fin. De este modo lo que parece la búsqueda de la identidad de Eva se convierte en la búsqueda de identidad de cada uno de
los personajes y de cada una de las actrices. Del mismo modo, a partir de una desaparición elegida se llega a una desaparición forzada, y de las desapariciones forzadas
a todos los desaparecidos, de los desaparecidos a los olvidados, y a todos aquellos que la sociedad expulsa, de los olvidados al olvido, a la memoria que se pierde, y de la memoria -como parte que nos conforma- a la identidad.